La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) debería ir ofreciendo sus servicios para bodas, bautizos y comuniones en internet porque el boicot que se les viene encima empieza a alcanzar el nivel de Antonio David Flores tras 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' ('Rosío, tell the truth to staying alive' in english).
La actriz Scarlett Johansson ha cargado de balines su pistolas cual 'Lucy' y ha mostrado públicamente sus ganas de explotar los Globos de Oro que organiza la HFPA: "Me negué a participar en sus conferencias y promociones porque debía enfrentarme a preguntas y comentarios sexistas de ciertos miembros que lindaban con el acoso sexual", ha aseverado la intérprete en un comunicado publicado por 'The Wrap'.
Scarlett ha apelado a sus compañeros del gremio hollywoodiense, para que salgan de sus piscinas de millonarios, se acaben el Martini con aceituna que se estaban bebiendo y exijan un cambio en la organización de unos premios cuya asociación anfitriona "fue legitimada por personas como Harvey Weinstein".
"A menos que haya una reforma fundamental necesaria dentro de la organización, creo que es hora de que demos un paso atrás de la HFPA y nos enfoquemos en la importancia y la fuerza de la unidad dentro de nuestros sindicatos y la industria en su conjunto", continuaba Johansson, prima hermana de la vacuna estadounidense (la Janssen, desarrollada por la compañía Johnson & Johnson y la farmacéutica que le da nombre).
¿De dónde viene el boicot a los Golden Globes?
La incomodidad de Hollywood con la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) ha superado la barrera de malestar 'pedete en el ascensor' desde que Amazon y Netflix decidieron romper definitivamente con los premios que organizan, los Globos de Oro.
Y no, no ha sido una ruptura de las de 'no es por ti, es por mí' ni de las de 'necesito un tiempo para estar conmigo': esta tiene fundamentos. Las productoras y distribuidoras audiovisuales han dado un paso al frente por la falta de transparencia de la HFPA, la asintomática diversidad entre sus componentes y el papel protagonista que interpreta la corruptela en estos galardones, según han defendido tanto Amazon como Netflix.
Según nuestro salvamento de pelis y series cuando en televisión solo emiten por las noches novelas turcas, en la Asociación de la Prensa Extranjera se aceptan viajes, preestrenos y hoteles a cambio de nominaciones en los Globos de Oro.
Además, resulta más que significativo que de los 90 periodistas que conforman el califato de la crítica audiovisual ninguno sea de color, tal y como destacó Ted Sarandos, co-CEO de Netflix, calificando esta escasa representatividad de la diversidad como racista.
Algunas figuras relevantes del mundillo han aplaudido este paso al frente por el cambio, como Shonda Rhimes (productora de 'Anatomía de Grey') o la mítica Reese Witherspoon: "Me alegra ver la dedicación de Netflix por crear una industria del entretenimiento más equitativa e inclusiva", escribía en su Twitter la actriz de 'Big Little Lies'.
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