Es lo que tiene el estar bueno, que a poco que te pongas o a poco que te hagas pues ya resultas cañón, cosas del guión. Y eso es lo que le pasa precisamente a nuestro impronunciable Jake Gyllenhaal, que se pone un tutú, y esta bueno, se viste de lagartera, y está bueno, se afeita la cabeza... y sigue estando bueno. Esto es un no para contigo, chaval. Pero que conste que no lo ha hecho para complacerme ni porque tuviera piojos y haya sido el remedio más eficaz, ni mucho menos. Lo ha hecho precisamente por exigencias del guión y porque no le ha quedado otra, que para la nueva película que está rodando, End of Watch, le decían expresamente que se afeitara la cocorota y se quedara calvo para parecer un hombre mucho más rudo y salvaje.
Y hombre, su punto de tipo malo tiene... hasta que te mira con esos ojos de cordero degollado que es cuando caes en la cuenta de que Jake Gyllenhaal no es capaz de matar ni a una mísera mosca. Pero bueno, su efecto tiene que tener porque si no, no lo habrían metido en el guión desde luego. Y no se puede decir que hasta que no lo tuviera cortado no sabrían si merecía la pena o no, porque no es la primera vez que lo hace: en Jarhead le pidieron también que se afeitara y no le quedaba mal, la verdad.
Pero claro, de verle luciendo barba y bigote como hace unos días, a verle así que parece recién sacado de Guantánamo pues... como que impacta un poco ¿no?
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