Si el otro día alucinábamos como si nos hubiéramos comido unas setas rarunas con la portada de Irina Shayk, yo estoy aún que no reacciono con la que me he encontrado de Emma Watson. Si rascamos maquillaje y gomina creo que está debajo la dulce Hermione.
En los comentarios siempre sale eso de porqué contratan a alguien para que luego ni se le conozca. Unos genios son. En este caso photoshop a la niña no le hace falta, pero el simple hecho de haberle “plastificado” los labios y repegado el pelo hace que la veamos de lo más raruna. Guapa, pero raruna.
Es que hay que admitir que Emma Watson ya no es la niña del pelo alborotado y andares desgarbados, sino toda una mujer que estudia, que tiene sus novios y que cada día que pasa es más atractiva sin perder un ápice de esa mirada ingénua y dulce que nos cautivó a todos. Sin escándalos ni excesos, de niña actriz a persona madura y sensata. Yo si vuelvo a ser joven quiero ser como ella.
Vía | Vogue
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