No nos cabe duda de que Tom Cruise se ha convertido en una leyenda viva del cine, y la larga lista de peliculones que lleva a su espalda lo corrobora. Sin embargo, al ex churri de Nicole Kidman le precede una fama de divo altivo, sobre todo en los sets de grabación, por la que ha protagonizado algún que otro rifirrafe con sus compis de reparto.
La última en desenmascarar la otra cara del actorazo ha sido Emily Blunt, con la que coincidió en el filme 'Al filo del mañana' y se llevó una imagen del intérprete que no se esperaba para nada. Y es que en el proyecto, la prota de 'Un lugar tranquilo' tuvo que lidiar con un traje robótico que era de todo menos ligerito:
"Hubiera sido genial si me lo hubieran puesto por CGI (Imágenes Generadas por Ordenador), pero lo querían de una manera práctica y táctil", comienza a decir Blunt en el podcast 'SmartLess'.
La pesada vestimenta sobrepasó a la actriz, quien no dudó en llorar a lágrima viva ante un inexpresivo Cruise: "Cuando escuchas la palabra 'táctil', piensas que suena agradable y acogedor. No había nada agradable en esos trajes. Pesaba unos 40 kilos. Era tan pesado... Estaba superaba por la situación y lloraba desconsoladamente. Empecé a llorar delante de Tom y él no sabía qué hacer. Se me quedó mirando y yo le dije: 'Tom, no estoy segura si voy a poder continuar con esta escena'".
Y entonces Tom, lejos de ofrecerle su hombro fortachón para que lagrimeara tranquilamente, le cortó el llanto en seco: "Simplemente me miró fijamente durante mucho tiempo, sin saber qué hacer, y dijo: 'Vamos, deja de ser una blandengue, ¿de acuerdo?'", relata Emily, haciendo mención a que, aunque esas palabras la dejaran en shock en el momento, la ayudaron a rodar lo que quedaba de película.