No tenemos duda de que Jennifer Lawrence se ha convertido a golpe de tacón en una leyenda viva del cine con grandes peliculones a su espalda como 'Passengers', 'El lado bueno de las cosas' o 'Serena', además de albergar hasta un premio Oscar en su estantería del Ikea.
Sin duda, el papel que la catapultó al estrellato fue el de la empoderada Katniss Everdeen en la saga de 'Los juegos del hambre', pero dar vida al mismo tenía una letra pequeña con la que la muchacha no contaba.
Y es que convertirse en la celeb del momento hizo que Lawrence viviera una etapa en su vida cuando menos descontrolada. Así lo ha relatado en su última entrevista para 'New York Times' donde nos ha hecho partícipes de cómo se hinchaba a whisky y se "drogaba" junto a sus compis de reparto Josh Hutcherson y Liam Hemsworth cada vez que regresaban de una rueda de prensa o de uno de los estrenos de los filmes de la saga.
"Los chicos y yo siempre volvíamos a nuestro hotel y bebíamos whisky y nos drogábamos. Lo hacíamos para ayudar a sobrellevar las intensas presiones de la fama, que nos hacían sentir como una mercancía", ha expresado Jen, dejado clarinete que la sustancia que consumía era la "marihuana" para después enviarle un mensaje la mar de cariñosi a la madre de su churri Cooke Maroney:
"A mi suegra le va a encantar esto. ¡Ya no lo hago, soy mamá!" zanja Lawrence, al borde del ataquito de ansiedad al vislumbrar el careto de la susodicha leyendo los titularacos que generará su entrevista.