Si es que nuestra Megan Fox está echa una femme fatal de armas tomar. Los hombres por la ciudad de los Ángeles no se atreven a acercarse a ella, ni a pedirla un autógrafo. La gente en las cortas distancias se ponen muy nerviosa con Megan pero claro, si nos apartamos un poco, y más si lo hacemos desde un coche, la gente ya se envalentona con ella y como nos confiesa en el último número de la DT para el que posa:
“Hay gente de Hollywood que me grita desde el coche : ¡te compro un avión si me das tu número de teléfono!’”.
Hombre, pues siendo gente de Hollywood, que gana una pasta gansa con sus películas y que seguramente pueden permitirse caprichitos de ese tipo, igual yo me pensaba Megan el darles el número de teléfono, que en un caso extremo, no se lo coges cuando llamen o incluso, con suerte, te ofrecen un avión y un papel para alguna de sus películas así, todo de golpe. Hay que valorarlo, desde luego.
También habla en la entrevista de la nueva peli :“Transformers 2. La venganza de los caídos” De ella solo nos ha adelantado que no hay grandes escenas de amor y que tuvo que aumentar una talla porque para la película “Jennifer’s body” perdió mucho peso y se quedó un tanto escuálida:
“Tuve que engordar una talla para Transformers porque a Michael Bay (el director) no le gustan las chicas delgaditas”
Me cae bien este hombre. Un tío con algo de seso en la cabeza que se ha dado cuenta de que las mujeres no tiene que ser esqueletos andantes. Pero es una pena que Megan no pueda leer nada de esto que escribimos sobre ella porque dice ni sale de casa (salvó para ir a un Kentucky Fried Chicken) y no está involucrada en la vida de Hollywood, así que no sabe cómo han cambiado las cosas y no lee nada sobre ella misma. Dice que esta ignorancia buscada le ayuda a mantener la cordura:
“Creo que hace que la gente se vuelva loca. Algunas personas que conozco tienen avisos de Google cada vez que se les menciona, están locos”.
Y bien que me parece. Creo que lamentablemente es una de las pocas formas que tienen de sobrevivir estos actores a los que las críticas son parte de su día a día y gracia a ellas comen más o menso todos los días. Pero uno puede llegar a obsesionarse siempre con lo que dicen porque para gustos están los colores. Tiene cabeza esta Megan, tiene cabeza.
Vía | Europa Press
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