Ve sacándote el abanico y la botellita de agua del frigorífico, porque el ambiente se va a ir caldeando poco a poco. Y es que Netflix nos regala decenas, cientos, miles de horas de entretenimiento... Pero también de placer visual.
Para qué te vas a ir al Museo del Prado si los verdaderos monumentos los tenemos en nuestras pantallas. Porque entre 'Élite' y 'Sky Rojo' —y alguna otra más— nos convalida la suscripción a cualquier página de contenido guarrillo.
Que sí, que nosotros somos gente de arte y sabemos valorar una buena interpretación, pero también tenemos ojos en la cara...
¿Que si nos dan envidia por tanto cuerpo perfecto? Pues también, para qué vamos a engañarnos. Pero esto es una cadena viciosa: tú pones Netflix, ves esos cuerpos, te sientes mal y piensas en apuntarte al gimnasio para estar como ellos, pero cuando vas a ir a apuntarte... Decides quedarte en casa viendo Netflix. Qué dura es la vida.
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