En general no como compulsivamente, aunque no me privo de mi donuts a media tarde o mi tostada por la mañana. Quizás el truco esté ahí: como no me pongo límites, no me llama lo prohibido.
Vía | elmundo.es
En general no como compulsivamente, aunque no me privo de mi donuts a media tarde o mi tostada por la mañana. Quizás el truco esté ahí: como no me pongo límites, no me llama lo prohibido.
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