La Preysler lleva una cabreo de tres pares de narices. A juzgar por sus rasgos, siempre inertes a causa del bótox, Isabel parece estar alegre en todo momento. Es una mujer sonriente y controla los medios a la perfección. Sabe cómo hablar, cómo esquivar a la prensa y cómo resultar siempre correcta. De cara al público, la reina de corazones luce elegante a todas horas, pero también tiene su carácter. Un carácter que se ha visto obligada a sacar por culpa de Onieva.
Las cosas no empiezan bien entre Tamara e Íñigo. La boda, marcada por el incendio de aquella sotana y una cena que decepcionó a muchos, la remató el propio novio con sus comentarios fuera de lugar. En mitad de banquete, Onieva hizo un pequeño discurso que dejó a la marquesa a los pies de los caballos, o al menos así lo sintió Isabel.
"Querida familia política, os quiero pedir perdón de nuevo. Ya sé que en la pedida dijimos que el pasado se queda en el pasado, que miramos al futuro, pero os he hecho sufrir por mis errores a todos vosotros y es algo que no me perdonaré y que compensaré cada día de mi vida", dijo el ahora marido de Tamara.
Al escuchar aquello, Isabel creyó sufrir un parraque. No podá ser cierto. Aquellas palabras de Íñigo recordaron a más de 400 personas que Tamy "es una cornuda" y, sin duda alguna, era innecesario. Tras el bodorrio, Preysler pilló a su yerno y le cantó las cuarenta. Sus palabras no fueron apropiadas y debía saberlo.
Pero la cosa no queda aquí. Al parecer, Íñigo se atrevió a referirse a la Preysler como "Isa" delante de todos. Una licencia que, por supuesto, la madre de la novia se tomó a mal. Y para colmo, 'Los Curris', la cuadrilla de amigos de Íñigo, armaron demasiado jaleo durante la cena y a Isabel no le pereció elegante.
Tal y como publica Informalia, Isabel ya le ha cantado las cuarenta al marido de Tamara. Punto por punto, la reina de corazones le ha detallado todo lo que hizo mal para que jamás vuelva a repetirse.
Fotos: Gtres
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