Pablo Motos no sólo puede presumir de invitados de renombre, personalidades de éxito internacional, de que la jet set de las celebrities pongan sus culos de famosos sobre sus sillas, sino que también puede fardar de tablets gigantes donde proyectar la imagen de las superestrellas que, por un motivo u otro, no pueden asistir al plató. ¡Eso sí que es un dispositivo donde ver imágenes y no el Tamagotchi donde Sandra Barneda enseña las imágenes de las infidelidades en 'La Isla de las Tentaciones'!
No sabemos que software tienen en 'El Hormiguero' que han programado a Sharon Stone como asistente virtual a través de ese pantallón tan inquietante. ¿Os imagináis poder tener a la actriz de Hollywood que quisierais como ayudante móvil en vez de a Siri? Yo lo tengo claro, escogería a Sonia Monroy.
La mítica actriz, que por primera vez en su vida ha podido cruzar las piernas en público (y sin llevar nada debajo si quiere) sin crear expectación, ha charlado un rato con Pablo Motos para promocionar 'La belleza de vivir dos veces', un libro que, por el título, solo lo podrían haber escrito Resines tras levantarse del sueño en 'Los Serrano' o Sharon Stone narrando que sobrevivió a un ictus hace veinte años.
The beauty of living twice: Sharon Stone
"Fue más que un ictus, se produjo una rotura de mi arteria cerebral izquierda y tuve una hemorragia durante nueve días", matizaba. La prota de 'Instinto Básico' ha ido más allá y, como diría el gran Enrique Iglesias, ha asegurado que lo vivió casi como una experiencia religiosa.
Sharon ha sido clara: "Ves esa luz blanca a lo lejos y sientes que te sales de tu cuerpo. Es una experiencia que hay gente que piensa que es algo espiritual y gente que piensa que es algo científico, del cerebro. Yo pienso que es probablemente ambas cosas. Me ha transformado a nivel espiritual". Lo más parecido que he sentido yo a lo que narra Stone ha sido lo típico de meter el piececillo en la piscina para comprobar la temperatura y quedarme en shock tras notar que está más fría que un cuesco de Walt Disney.
Las secuelas del ictus y el abuso de su abuelo
Lo cierto es que nos hemos quedado helados al comprobar por su propia boca lo dura que es Sharon, ¡ni que se apellidara 'Piedra' (en España, con apellido de 'Roca', o te dedicas a conseguir Estrellas Michelin o a poner inodoros)! De hecho, no sé si existe algo más sorprendente que oírle hablar de las secuelas que le dejó el ictus... A su lado, la AstraZeneca es como la puerta pequeña del Imaginarium de los efectos secundarios...
"Sufres muchas secuelas. Tuve pérdida de memoria, a corto y a largo plazo. También perdí audición en parte del oído izquierdo y tenía problemas de tartamudez. Además, no sentía la pierna izquierda desde la cadera hasta la rodilla. Tuve que volver a aprender a andar, a hablar, a leer y a escribir. Fue casi empezar de cero", ha explicado aumentando exponencialmente el número de componentes de su club de fans en España (no tengo pruebas, pero tampoco dudas). Si es capaz de embotellar y vender su fuerza de voluntad... ¡Que me las reserve, que me las llevo todas! ¡Con gastos de envío si hace falta!
Sharon Stone ha recordado que en los primeros seis meses consiguió volver a hablar gracias a la medicación, recuperó la movilidad en la pierna izquierda al año y pico del ictus y, el resto daños, fueron tardando algo más en remediarse: "tenía un lado de la cara caído y tuve que ponerme bótox y cosas por el estilo para que se me volviese a colocar en el sitio. Y el oído lo tengo casi recuperado aunque me queda algún problemilla", ha relatado dejándonos de pasta de boniato. ¡¿Cómo puede ser que, sin haber sufrido ni una picadura de mosquito, Sharon Stone esté a sus 63 años mejor que yo a mis 23?!
Por desgracia, el ictus no ha sido el único episodio que ha dejado estragos psíquicos y físicos en Sharon. La intérprete ha confesado que sufrió abusos a manos de su abuelo cuando tan solo era una cría: "Te deja cicatrices. He tenido que hacer mucha psicoterapia y por eso he podido escribir este libro", ha relatado no sin aprovechar para hacer un llamamiento a todo el que esté a cargo de personitas que estén atravesando la infancia.
"Comprobar si tus hijos están sufriendo abusos es tan importante como si tienen caries o piojos, y en todos los colegios tendría que haber estas comprobaciones", ha zanjado la actriz delante de un jarrón por el que parecía la Lucía Dominguín americana (que siempre lleva tocados floripondiosos en sus apariciones televisivas).
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