Y la historia sigue. Porque mira que la entrevista que Mila Ximénez le hizo a Kiko Rivera para la revista 'Lecturas' ha dado que hablar, que se está convirtiendo en nuestro nuevo Merlos Place, en nuestro nuevo caso Mainat, en nuestro nuevo Juan Carlitos de Borbón... Esas historias que tanto nos gustan.
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— Lecturas (@Lecturas) November 4, 2020
En 'Sálvame', y siendo preguntada por Carlota Corredera (preguntona cuchillera), ha ido desvelando alguno de los jugosos detalles de la entrevista.
Pero vayamos por partes, que no queremos que te pierdas en la lección de hoy. ¿Cuál es la cronología de toda esta historia? Se desata en el 'Sábado Deluxe' al que acude Kiko y que su madre entra con una llamada en directo. Después, Mila llamó a la Pantoja "y ella me dice que está destrozada".
Entonces Mila, como buena mediadora, llama al Rivera para decirle que su madre le va a llamar. Kiko entonces decide cancelar la entrevista. Pero la llamada de la Pantoja es como un paquete que te envían por Correos: que nunca llega.
"Después de anularlo todo", explica la Ximénez, "por la mañana recibe una llamada de los abogados para que su coche estuviera a las 12 del mediodía en la puerta de Cantora". Dicho coche, por cierto, le pidió Kiko a su madre que se lo comprara.
La entrevista la realizaron el pasado domingo, y "hasta el viernes a media mañana yo no tenía ni idea de que iba a entrevistar a Kiko", asegura. Igual que asegura que ella solo es "la conductora de lo que Kiko quería contar", y que jamás había llamado ni a él ni a Isa Pantoja para entrevistarlos.
Según la opinión de Mila, si esta entrevista la hubiera hecho hace seis meses, "Cantora en este momento está ardiendo físicamente". Durante el cara a cara, la Ximénez descubrió a un Paquirrín con dolor y rabia, que bien podría ser la nueva película de Almodóvar. "Con muchas cosas dentro que quería soltar", añade.
Pero, está segura, entre madre e hijo hay muchos problemas que tienen que resolver. Y ella cree saber cuál puede ser el germen de todo esto: la Pantoja como abuela. Como cuenta, después de que muriera la madre de Irene Rosales, que era la que se encargaba de cuidar a sus hijos cuando ellos no podían, la Pantoja solo ha ido una vez a ver a sus nietos. "A veces, lo que hacen con nuestros hijos nos duele más de lo que nos hacen a nosotros", concluye.
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