Señoras y señores, tengan cuidado. Miguel Bosé anda suelto por las calles de nuestro país, y además de ir por ahí reclutando antivacunas, parece tener un apetito más allá de lo común. Es cierto, durante la pandemia todos cogimos un par de kilitos tontos, pero lo de Miguel es algo alucinante. Hoy, sin duda alguna, queda científicamente comprobada otra hipótesis: el nagacionismo engorda.
Sí señor, el negacionismo engorda y también envejece, y Bosé es el claro ejemplo de ello. Y ojo, que esto no se trata de meternos con el físico de nadie. Aquí todas las barrigas son bienvenidas, pero lo cierto es que la de Miguel no la esperábamos. Aquel 'sex symbol' que conquistó a todo lo que se le ponía por delante se ha convertido en un mortal más. Miguel ya no brilla, tiene la mirada perdida y, para rematar, padece una sospechosa cojera.
Todos esos kilos que Palau perdió en Honduras, su ex los recuperó en sus carnes desde México. En este momento, Bosé se encuentra en España junto a sus pequeños, que se reunirán con sus hermanos durante unos días. Tal y como revelo Nacho en su última entrevista, Miguel le felicitó por su concurso, lo que indicaría que existe buena sintonía entre ambos.
Tal y como publica Informalia, el cantante participó en una especie de congreso negacionista en Lleida hace tan solo unos días, y fue allí donde deleitó a los presentes con su teoría: "Debemos ser soberanos. Yo soy mi cuerpo, soy mi espíritu, soy esencia. Debemos recuperar la confianza que nos han quitado a lo largo de los siglos. Somos una sombra de lo que fuimos y de lo que seremos. El caos irá a más", decía.
Y puede que sus palabras tengan algún sentido, pero hay algo en lo que claramente se equivoca. Dice "yo soy mi cuerpo", pero es falso, es su cuerpo quien se ha apoderado de él. Sin compasión alguna, las carnes de Bosé han conquistado su ser. El Miguel musculado y flexible ya es pasado, ahora solo queda un humano más.
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