Una boda es siempre motivo de alegría, sobre todo si es de alguien que nos cae bien, y en mi caso María Adánez es de esas personas que te parecen majetas. Se ha casado este fin de semana de una manera muy poco pija, vamos, nada acorde al personaje que la hizo tan famosa. Eso sí, desperdicio no tiene la ocasión, no.
María se casó con David Murphy, británico, en Menorca y claro, lo primero, por la parte del novio, ala, todos en falda, que se lleva mucho eso de ser de origen escocés y planchar el kilt para las ocasiones. Por parte de la novia, cada cual vestido como mejor le pareció. Unos que si se pasaban por arriba, tipo Cayetana Guillén Cuervo, que va siempre como barnizada y otros, como Víctor Ullate, que talmente parecía que venía de la playa y se pasó por ahí a ver si pillaba un pinchito de jamón. Ays, y la novia… caso aparte. Después de lo de hoy ya no tiene sentido la frase de ‘¡Qué mona va esta chica siempre!’, porque el vestido era mono y favorecedor, sí, pero lo asesinaba con el sombrerete.
Pues todos tan felices y contentos en esta boda tan peculiar se trasladaron a una finca, los novios en descapotable, por el camino de tierra y pedregal, que anda cómo le debió llegar la pamela a María, todos juntos a degustar productos típicos de la tierra, que eso le encanta a los invitados guiris. Pues nada, que sean de lo más felices, que aunque me haya puesto un poco viborilla al comentarlo, les deseo lo mejor.
Vía | Telecinco y DiarioFemenino