Onieva a ha vuelto a sacar las garras por su marquesita. No es habitual escuchar al muchacho cuando la prensa le pregunta, pero ante semejante injusticia, Íñigo ha sacado la cara por Tamara. ¡Qué menos! A tan solo dos meses de la boda, el tío está obligado a hacer los méritos necesarios para que el casamiento se produzca. Ya han sido muchos los baches y, ahora, no puede jugársela a que todo vuelve a chafarse.
No es listo ni ná. Tras reconquistar a Tamara, Íñigo consiguió recuperar también los planes de boda. Nadie sabe qué discursito pudo soltarle a la marquesa para todo volviera a fluir como si la deslealtad no hubiera existido, pero así fue. Onieva lo consiguió a base de pena y llanto, y ahora que el casamiento está a punto de producirse, sucede el mayor desastre.
Tamy se queda sin vestido por un movidote con las diseñadoras del mismo. Al parecer, la tensión entre ambas partes llegó a tal punto que la propia firma decidió mandar a la marquesa a tomar viento fresco. Falcó, triste y desolada, se encuentra ahora en pleno proceso de asimilación: la han dejado compuesta, sin vestido y con el tiempo justo para encontrar otro.
El agobio de Tamara es real, y su chorbo, lejos de guardar silencio entra tanta habladuría, defiende a capa y espada a su futura esposa: "Es un incidente. No ha encajado el vestido y ya está. No es la primera novia a la que dejan tirada. Son cosas que pasan", ha dicho.
De este modo, Onieva vuelve a recalcar que han sido ellas, la diseñadoras, quienes no se han portado cómo debían. Por el momento, nada se sabe sobre el nuevo vestido de novia para la hija de la Preysler.
Fotos: Gtres
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