Íñigo Onieva y Tamara Falcó son la parejita más envidiada entre las celebridades de nuestro país. Son guapos, presumidos, les gusta el buen comer y sus ingresos son como las operaciones estéticas Matamoros: no tienen freno. La hija de Isabel Preysler triunfa en cada uno de sus negocios y su churri, ese muchacho tan guapérrimo con fama de ligoncete máximo, acaba de abrir un nuevo local con el que pretende revolucionar la noche madrileña.
Parece que vemos la luz al final de este túnel plagado de restricciones, y el noviete de Tamara Falcó no duda en sacar beneficio de ello. La sociedad tiene ganas de fiesta, de jaleíto, de perreo máximo hasta las ocho de la mañana sin mascarillas que entorpezcan cualquier rollete pasajero. Y Onieva, teniendo en cuenta los deseos de los madrileños, ha puesto en marcha Lula Club, una nueva discoteca situada en Gran Vía.
En pleno corazón de la capital, el yerno de Isabel Preysler promete montar unos fiestones inolvidables durante estas Navidades. Este jueves día 9 de diciembre tendrá lugar la inauguración del espacio, donde no faltarán famosetes de todo tipo que se pongan ciegos a copas a cambio de unos cuantos 'stories' pasándoselo pipa.
Pero no se equivoquen, este no es el único negocio del churri de Falcó. El mes pasado fichó como director de Mabel Hospitality, una empresa encargada, entre otras cosas, de gestionar restaurantes tan 'vips' como Tatel. Rafa Nadal, Cristino Ronaldo, Pau Gasol o Enrique Iglesias son socios de esta conocida cadena.
Además, al éxito de Íñigo hay que sumarle el de su chica. Tamara Falcó vive su momento más dulce tanto en el terreno personal como profesional, y así lo demostró al agotar las existencias de su colección de joyas en Tous en cuestión de horas. La hija de la Preysler también cuenta con una firma de ropa llamada 'TFP by Tamara Falcó' y un libro de recetas que recopila los platos más típicos de Villameona.
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