El veto de la imagen de Carlos Algora en 'La Isla de las Fornicaciones' no parecía un problema muy grave en el transcurso del reality ya que, a excepción de la última hoguera sin imágenes (donde los solteros se batían en duelo Pokémon contra los novios de sus nuevas conquistas), el protagonismo del detenido se ha limitado a tener escenas de cama y ducha con Lola.
Sin embargo, en el programa que se emitirá esta noche (al que tenemos acceso a través de la suscripción a MitelePlus -no es vida de rico, pero se pasa bien rico-), Marina y Lola protagonizan una monumental bronca que no acaba de entenderse por la ausencia de todo plano donde Carlos no pudiera ser sustituido por un ficus.
Partiendo de la base que la estabilidad emocional de Lola es asintomático, marea más la perdiz que leer en un asiento de autobús contrario al sentido del tráfico, todo apunta a que Carlos se ofende por el roneo de broma entre la que ni siquiera es su novia y tal Xavi, uno de los extras/tentadores a los que se les ha contratado para hacer un poco de bulto en las fiestas.
Tras un encierro en la habitación con Carlos (se supone), se ve como Lola sale de ella desquiciada, nivel influencer sin pan de centeno para desayunar y sin batería en el móvil, gritando como una loca provocando en la fiesta el mismo efecto que una canción de Vanesa Martín: cortar todo el rollo.
Las declaraciones más delatadoras de lo que ha ocurrido realmente han sido las que Lola ha hecho en esa especie de confesionario con un pareo hippie de la playa de fondo: "A mí los celos (de Carlos) del baile con Xavi me han parecido exagerados, me he ido a la habitación y me he cabreado", decía la amante del perreo (literal y literariamente hablando) con respecto a su falso roneo con ese extra llamado Xavi.
"Esta situación me parece patética porque aquí nadie es propiedad de nadie. Yo no entiendo lo que aquí se ha formado, yo es que no lo entiendo", decía Marina encima de la mesa con su mono hippie haciendo uso de su corona de reina regenta desde que se ha ido Lucía.
Por las palabras de Marina, se deduce que Carlos estaba picado por el tonteo que la casa había provocado entre Xavi (¿o era Iker?) y Lola: "Solo tienes que poner celoso un tío para que te haga caso", le aconsejaba este señor desconocido (que podría acabar de colarse en la casa) a la concursante más polémica, que parecía estar repartiendo culpas entre los habitantes de Villa Montaña por el enfado de su nuevo (y acusado) churri.
"Estábamos todos bailando de puta madre con todos, pero ha llegado un momento que la coña se ha pasado con Xavi, ¿o no Xavi?", añadía Lola en una asamblea general donde estaba intentando formular una oración coherente por primera vez en todo el reality.
Al ver que no la dejaban que defendiera a gusto a su Charlie, al que se la ha podido ver cabizbajo (los que tenemos monóculo y cámara lenta en casa, porque no hay plano donde se le vea más de un milisegundo de lejos), Lola ha empezado con su alegato a grito pelado histérica perdida:
"¡Dejadme hablar de una puta vez! Porque me voy a rasgar todas las putas uñas que ya me he jodido una, ¿¡VALE!?", ha manifestado en plan sargento demostrando que eso sí que es una amenaza y lo demás son tonterías.
Marina se ha enfadado con Lola porque, en realidad, ella solo estaba tratando de defenderla delante de todos como para que se pusiera hecha un basilisco: "Pues entonces yo cojo y me voy a la habitación. Estoy harta de darle protagonismo siempre a los mismos", ha dicho la sevillana mientras que Lobo iba detrás de ella (paso a paso, su huella ha de seguir, como un lobo...)
"¿En serio? O sea, ¿hola?", gritaba más fuerte aún Lola sacando su vena de vikinga (lo aprendió de los antepasados de Diego) mientras que Xavi se comía un yogur (él sí que sabe, cogiendo todo de la nevera a pesar de habernos dado -10 momentos televisivos) y Marina le confesaba a Isaac que no iba a "aguantar a la tía esta".
Ha tenido que ver mami Sandra Barneda, la maestra de ceremonias y la encargada del mantenimiento de los pifostios en las villas, para que nos enteremos un poco mejor de lo que ha ocurrido entre Lola y Marina: "Hubo una broma de Xavi, que decía 'ven baila conmigo' de broma, pero llegó un momento en que les dije que dejaran de fastidiar, pero había reventado el asunto", decía la dueña de Horus dando a entender de nuevo que todo estuvo motivado por el cabreo injustificado de una servidora y de Carlos.
Marina nos ha representado a todos al explicar que nadie entendió este chicken (pollo) formado por Lola: "¿Nos estábamos picando? Puede ser, porque aquí nos reímos entre todos, tenemos sentido del humor y me jodió muchísimo cómo se pusieron", decía la polioperada de Sevilla dilucidando que no fue solo la ex de Diego la que se cabreó (también Carlos).
Lola se siente una vístima (qué raro) de todo este tema. Ella cree que sus compañeras tienen fijación por ella ya que Lucía también reventaba las fiestas llorando (con la única diferencia de que lo hacía por su novio infiel por encima de sus posibilidades) y a esta no le decían nada.
Finalmente, Marina ha declarado que no entiende ese afán de Lola por competir, por compararse, llegando a creer que la viceversa está buscando todo el tiempo tener un recorrido en el programa lo más similar posible al suyo y que siempre quiere ser la protagonista: "¿Qué intenta? ¿ser yo o algo? No entiendo porqué se compara tanto conmigo".
"De la forma en que se puso ayer no es muy normal, no sé cómo pretende que la entendamos cuando no se entiende ni ella misma, yo la veo muy perdida", decía la ex de Jesús apoyada por Lara y Claudia, que aseguran que los hechos y las palabras de Lola raramente concuerdan (y por casualidad).
Al final, Lola y Marina han decidido ir a su última hoguera conjunta sin rencores, como amiguis de nuevo, como las Campos del chonismo: "¿Sabes lo que pasa, tía? Que yo siempre pienso por ti", decía Marina. "Siempre me apoyas, siempre me intentas entender", ha añadido Lola zanjando la discusión.
Vía |MitelePlus
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