Desde que Aldón tomase la decisión definitiva, su vida ha cambiado de forma radical. Es una mujer activa, no teme a las cámaras y mucho menos al qué dirán. Incluso su manera de vestir es diferente. Ahora, la ex de Ortega no tiene problema en enseñar pierna, canalillo y lo que sea necesario. Se siente libre, joven, sexy y renovada.
Si tuvo dudas sobre divorciarse o no, ya han desaparecido. Aldón está feliz como una perdiz en su nueva vida. Tiene un casoplón a su nombre, disfruta de su trabajo en Telecinco y comparte sus días con el verdadero amor de su vida, el pequeño José María.
En lo que respecta al corazón, Aldón está soltera y así pretende seguir. Se rumoreó con tonteaba con un alto cargo de Mediaset, pero ella misma se ha encargado de desmentirlo. Está sola disfrutando de su chaletazo y no necesita ningún maromo que le ayude a colgar los cuadros en su nuevo salón.
Sin embargo, no siempre fue así. Antes de separarse, la ex frutera tenía una actitud diferente. En este sentido, Informalia recoge un testimonio revelador: "A Ana se la ve mucho más feliz desde que es una mujer libre, ha pasado un año terrible, incomprendida y criticada por la familia de Ortega. Incluso está más guapa y con muchas ganas de divertirse", asegura una amiga de la sanluqueña.
"A su ex no le gustaba que se pusiera faldas cortas o ropa que ensalzara su figura, en eso era muy celoso. Quería tenerla en una jaula de oro. Sinceramente, Ana se ha quitado un muerto de encima, y no lo digo por Ortega, sino por el entorno que nunca la aceptó como se merecía", asegura dicha amiga.
Es decir, todo apunta a que Ortega es un hombre chapado a la antigua. No le gustaba que ningún otro se fijase en su hembra, y creía que evitando las minifaldas su relación estaría a salvo. Pero de eso nada, maestro. Mire usted cómo ha terminado el asunto. Ella libre y feliz, y usted solo junto a sus complejos machistas.
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