Desde que desapareció de la pequeña pantalla, María Teresa Campos libra su peor batalla: la de asumir que su etapa en Telecinco terminó para siempre. A sus 82 años, la periodista todavía mantiene viva la esperanza de ponerse de nuevo frente a las cámaras, pero el teléfono ni suena ni se espera que lo haga.
Terelu y Carmen tienen claro que su madre no está para pasearse por los platós, y los jefazos de las distintas cadenas de televisión parecen pensar lo mismo. El tiempo de Mari Tere en pantalla terminó. Ahora debe descansar, disfrutar de su jubilación y vivir en paz el resto de sus días.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. La comunicadora está hundida desde que la obligaron a abandonar la tele y así lo asegura su círculo de amistades: "Arrastra una tristeza que no es capaz de superar, se siente sola y olvidada", publica Okdiario.
Aunque está rodeada de su familia, lo cierto es que María Teresa no acepta el hecho de levantarse por las mañanas sin obligaciones laborales. Ella adora la tele, el show, los focos y el trabajo intenso. Ha sido una de las grandes de este país y su jubilación forzosa no es plato de buen gusto.
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