Onieva lo tiene claro. Quiere recuperar a la marquesa de sus sueños cueste lo que cueste. Desea enamorarla de nuevo, ser felices juntos, formar una familia y demostrar que aquelló que sucedió jamás volverá a ocurrir. Está dispuesto a abandonar los placeres de la noche, y para que Tamara confié en él, ha hecho lo que jamás hubiéramos imaginado.
Cuando la hija de la Preysler descubrió el pastel, se arrancó el pedrolo del dedo y dejó plantado a Onieva. El anillo se quedó en una mesilla del piso que compartían, y ahora, Íñigo ha decidido hacer algo con él. Podría haberlo empeñado, habérselo regalado a su madre, a su hermana o a su tía la de Cuenca. Pero no, el tío se ha plantado en la joyería dónde lo compró y ha ordenado que lo mejoren.
Sí señor, Onieva quiere convertir aquella joya en un tesoro de valor incalculable, y su objetivo solo es uno: demostrarle a Tamara que su amor es verdadero. Antonio Rossi, periodista habitual en el plató de Ana Rous, revelaba la información: "Todavía sigue albergando la esperanza de recuperar a Tamara y no quiere desprenderse del anillo. Le parece que tirar o devolver el anillo es tirar por tierra todo. De momento, ha pedido que se lo guarden y se lo mejoren para en un futuro poder volver con ese anillo a Tamara".
La decisión de la Falcó parece clara, pero su ex no pierde la esperanza. A los 14.500 euros que se gastó en el pedrolo, ahora hay que sumar el extra que Íñigo pretende añadirle para reconquistar a la marquesita.
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