El mamarracheo y el mamoneo de 'La Última Tentación' ya no da más de sí. Es que ni añadiendo un poquito de agua (con misterio, en el caso de las fiestas de las villas de República Dominicana) como cuando se te acaba el gel de baño e intentas racanear su contenido al máximo. A falta del programa final, 'El debate de las tentaciones' de los lunes en Cuatro fue una prueba más de lo evidente que es el fallecimiento televisivo de muchos de los aristócratas del golferío ya que dos de ellos protagonizaron un momento de lo más tenso para Sandra Barneda ("¡Lo que hay que aguantar para vender más libros!", pensará la pobre).
Isaac Torres entró en plató disfrazado de Miguel Bosé donde ya se encontraba Lucía comentando las imágenes del séptimo programa de 'La Última Tentación'. Lobo hizo aullar a todos los presentes al plantarle un beso en la boca en riguroso directo a la que puso los cuernos con Bela confirmado así lo que ya sabíamos: Isaac y Lucía siguen juntos.
Tras este pedazo de spoiler con el que Isaac y su pareja han dejado a Mediaset sin posibilidad de sacar tajada de sus tortuosas relaciones con un especial llamado 'Ocho meses después' o algo por el estilo, Manuel quiso sacársela (otra bomba de noticia) para medirse con Lobo en un duelo de pistoleros al corazón de la gaditana: confesó que Lucía y él se liaron tras aterrizar en España. Quién sabe si en la cinta transportadora de maletas o si en el taxi de vuelta.
A Lucía le ha costado más reconocer su affaire con Manuel que pronunciar todas las letras 's' de una oración. Mientras que el 'Jezulín de Ubrique de Puerto Real' aseguraba que mantuvieron relaciones sexuales, ella se ha negado a reconocerlo llegando incluso a montar un chicken (pollo) en plató a la altura de sus hogueras de cornuda. El que ha tenido la lengüita tan relajá como para contar este revolcón con su ex le ha exigido cara a cara a Lucía que lo reconociera, una actitud que ha desatado la furia del Lobo.
Al ver cómo Isaac se dirigía con intención de hincarle el diente a Manué, Sandra Barneda reaccionó de forma instantánea para parar lo que podría haber sido un baile de frentes a puntito de hostia. “Que no se vaya a repetir”, decía la profe-presentadora indignada antes de proponer, seguramente, que en los próximos debates tengan como colaborador a Hermano Mayor. Suso Álvarez, el delegado del plató, se encargó de frenar a Manolito el cariñoso mientras que la periodista se encargó de calmar a la fiera junto a su churri.
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