Meghan y Harry han conseguido revolucionar a la prensa internacional. Su documental en Netflix se ha convertido en lo más comentado en cuestión de horas, y no es para menos. El príncipe y su adorada esposa han hablado sin miedo con un único objetivo: contar su historia. Y menuda historia. Su relato lo tiene todo para conquistar a cualquier espectador, a excepción de aquellos fieles que venderían su alma por el bien de Buckingham.
El documental es desconcertante, extraordinario. Nunca, nadie, había hablado así de la institución más querida en Reino Unido. Desde el sofá de su casa, Harry y Meghan cuentan cómo se conocieron, cómo se enfrentaron a la prensa para poner fin a los titulares más sucios acerca de los orígenes de ella, e incluso se atreven a hablar del "racismo inconsciente" que existe en la monarquía británica.
A corazón abierto, Meghan y su príncipe narran lo complicado que resulta formar parte de semejante institución. Un monstruo del protocolo del que se vieron obligados a escapar por el bien de su familia. Un palacio que, tras escuchar las declaraciones de la pareja, ha visto en peligro su integridad.
Tal y como publica Informalia, la productora del documental aseguró que la familia real había declinado hacer comentarios sobre la serie. Sin embargo, dicha información ha sido desmentida desde palacio. Dicen no haber sido contactados para dar su versión de los hechos. Desde Kingston, aseguran haber recibido un e-mail remitido por una productora externa, pero jamás desde Netflix.
Diarios británicos hablan de "tristeza y decepción" en la familia real británica tras la emisión del documental. Al parecer, también estarían molestos por la reemisión de la entrevista de Diana de Gales en la BBC, donde fue engañada para conseguir su polémico testimonio.
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