Será el jueves a las 14:40. Ese será el momento exacto en el que el avión de doña Sofía aterrice en tierras mallorquinas. Una vez en pista, un coche recogerá a la emérita y a su hermana Irene, y ambas serán trasladadas hasta la fortaleza en la que pretenden pasar las próximas semanas: el Palacio de Marivent.
Allí ya han puesto todo a punto. Ya no hay polvo sobre los muebles, las sábanas están cambiadas y el jardín acicalado. La nevera está llena, los baños relucientes y la sala de estar acomodada al gusto de Sofía. En definitiva, hasta el más mínimo detalle está cuidado para satisfacer a la madre de Felipe VI.
Tal y como publica Informalia, en Marivent ya se encuentra instalado el chef personal de la que fuera reina. Al parecer, la esposa de don Juan Carlos es tan caprichosa que solo ingiere lo que guisa su querido cocinero. Ella es así. Su estómago no es como el del resto de mortales. Sofía tiene en intestino sensible, acostumbrado a las delicias más cotizadas, y cualquiera no está formado para tratar con mimo su sistema digestivo.
Además, todo el personal necesario para el mantenimiento y limpieza de semejante casoplón ya están en plantilla. También se ha pintado parte del palacio y los jardines, hasta ahora abiertos al público, se han cerrado para el uso y disfrute personal de la máxima jefa.
Y ojo, porque lo más impactante no es que la emérita cuente con un hombre a su lado que cocina para ella, también goza del servicio que todos hemos deseado en infinidad de ocasiones: alguien que haga y deshaga las maletas. Tal y como publica el mencionado portal, la ropa de doña Sofía está colgada en su armario de Marivent antes de su llegada.
Al parecer, alguien se encarga de organizarlo todo para que la suegra de la Leti no tenga que mover un dedo. Ella llegará a Marivent y allí estarán sus cosas, como por arte de magia. Pero no, no es magia, es poder y dinero.
Fotos: GTRE
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