Enrique Ponce y Ana Soria no tienen una vida social demasiado ajetreada, pero de vez en cuando les gusta disfrutar de una cervecita bien tirada, una buena botella de vino o una mariscada al más purot estilo Juan car. Ambos tienen el morro fino, especialmente él. Al torero le gusta la calité, la exquisited, el lujo. Lo de cenar quesadillas en el VIPS no le va, y así lo ha demostrado en su última visita a la capital.
El diestro y su churri viven en un bonito apartamento situado en la mejor zona de Almería. Es un ático con vistas a la playa y espacio suficiente para el bienestar de su perrito. Allí son felices. Ambos huyen de cámaras y alcachofas. Solo quieren tranquilidad, la misma que han encontrado en las islas Canarias durante unos cuantos días.
Tal y como publica Informalia, los tortolitos han disfrutado de las playas, del mojo picón y las papas arrugás. Al regresar a la península, hicieron una parada en la capital para visitar a su gran amigo, Pablo Motos. Al parecer, Ponce y el conocido presentador mantienen una estrecha relación desde hace años.
Soria, Enrique, Motos y su esposa, Laura Llopis, se pusieron las botas en un restaurante vasco de Madrid. No sabemos si probaron el bacalao al pilpil o los callos en salsa vizcaína, pero está claro que lo pasaron de lujo. Además, hay algo que Pablo y Ponce tienen en común: la diferencia de edad con sus respectivas parejas. El presentador es diez años más joven que su esposa, y Ponce, a sus 51 años, continúa su idilio con la jovencísima Ana (25).
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