El rostro de Susanna Gristo ya es un imprescindible en la parrilla televisiva de nuestro país. Cada mañana, la catalana se sienta en 'Espejo Público' y no levanta el culo de su silla hasta la 13:30 del mediodía. Al igual que Ana Rous, su principal competidora, Susanna se entrega a su público para ofrecer la mejor información. Y ya de paso, nos deleita cada día con lo que parece un milagro: los años no pasan para ella.
A sus 53 tacos, Griso luce divina hasta sin maquillaje. Durante la pandemia pudimos verla a cara lavada, y aunque el primer vistazo fue un 'shock', lo cierto es que Susanna tiene un cutis de infarto. Ni arrugas, ni patas de gallo ni un diente más amarillo que otro. Siempre bien teñida, con el morro pintado y el flequillo perfecto.
Sí, la presntadora está siempre envidiable, pero tiene truco. O mejor dicho, tiene pasta para permitirse el truco. Como todo personaje televisivo, Susanna también ha recurrido a los retoques estéticos para intentar frenar el paso del tiempo. Y lo cierto es que lo ha conseguido.
Tal y como publicó Okdiario, Griso visita con frecuencia su clínica de confianza. Se trata del centró estético de Maribel Yébenes, una conocida doctora de la capital que, con toda probabilidad, le hará descuento a Susanna por ser una de sus clientas fijas.
A simple vista, es evidente que la presentadora ha recurrido al mítico ácido hialurónico para evitar que sus pómulos pierdan volumen. Sus labios también están retocados y, tal y como ha confesado ella misma en alguna ocasión, adora sentirse siempre a punto, siempre divina
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