A gatas nos hemos quedado nosotros al ver la segunda desenmascarada de 'Mask Singer'. ¡¿Pero qué fantasía es esta?! Isabel Preysler entrando con un himno del reggaetón ("Yo soy tu gatita la que explota como dinamita"), vestida de 'Gatita' chulapa y cantando ABBA como un grillo aplastado (pero esa hubiera sido una máscara demasiado vulgar para ella). Ojalá dentro del Bob Esponja sucio de la Puerta del Sol esté Mario Vargas Llosa... Sería ya el cachondeo padre.
No sé si me fastidia más que no la hayan disfrazado de Ferrero Rocher gigante o que no la hayan puesto a cantar una canción de Julio Iglesias. Aún así, no me lo creo. Me parecía imposible que Paz Vega, los Javis y, sobre todo, José Mota llevaran razón al apostar por Isabel Preysler como famosa enmascarada. Siento que vivo en una realidad paralela, en una línea espacio-temporal, que no me corresponde.
La verdad es que su escasa movilidad, su acento extraño y las pistas cuadraban a la perfección con la identidad de la celebrity por excelencia, la socialité primogénita:
Decía que lo dejaría todo por estar con sus "siete cachorritos" porque son lo más importante para ella (sus nietos), que tiene "mucha mezcla en su pedigrí gatuno" (por su ascendencia filipina y española), que es una maniática de la limpieza y que siempre ha hecho lo que sentía a pesar de tener a muchos "maullando a sus espaldas" (la prensa, es la reina de corazones).
De este modo, la Preysler no es sólo la máscara number two (tras La Toya Jackson) que nos ha dejado patitiesos, turuletos, estirando la pata y con las mandíbulas de tobilleras tras ser descabezada, sino que además también es la segunda en demostrar que bajo una máscara tenía otra. No creo que exista una porcelana tan pura como su cutis.
La propia Felina Rocher ha reconocido que 'Mask Singer' ha significado todo un reto para ella porque siempre ha hecho de imagen estática, lleva trabajando toda su vida de escultura (se nota porque ejercita poco el habla, lo hace a velocidad de bus turístico, les habrá venido de lujo a sus familiares lo de la velocidad extra en sus audios de WhatsApp):
"Me he divertido más de lo que me imaginaba. Siempre me han visto en revistas o eventos públicos, en presencia y ahora he tenido que cantar y hasta bailar un poquito", reconocía tras su desenmascaramiento más agradable (debe ser peor cuando se quita todo el potingue nocturno y los pepinos de los ojos). Son palabras de alguien que no está acostumbrada a sudar la gota gorda por dinero, se nota...
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