Hubo un tiempo en que Urdangarin y doña Cristina compartieron grada a pesar del mal rollete que existía entre ambos, pero las cosas han cambiado. Al parecer, la Infanta no quiere respirar el mismo aire que el hombre que la traicionó. Tendrá que pagarle un pastizal para mantener su pico cerrado, pero de ningún modo se topará con él en Barcelona.
Tando Iñaki como Cristina viven orgullosos el éxito deportivo de su hijo Pablo, pero se niegan a coincidir entre la afición. No quieren verse las caras, o al menos así lo demuestra el último viaje secreto de la Infanta a la capital catalana: la pasada semana estuvo allí.
Tal y como publica Vanitatis, la hija del emérito pilló un vuelo y se plantó en Barcelona la semana pasada. Pasó por las oficinas de La Caixa, estuvo con amigos y, por supuesto, obsrevó a su retoño en el campo. Como buena madre orgullosa, se sentó en la grada y disfrutó del juego de Pablete.
De Urdangarin, ni rastro. Aunque adora los partidos de su heredero, no estaba por allí. Al parecer, así lo marca el calendario que podría haber estipulado con su ex. Un día tú, otro yo. De este modo, evitarían cruzarse a toda costa.
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