La primogénita de Juan Carlos y doña Sofía está empeñada en ocupar siempre un segundo plano, pero los escándalos que protagonizan sus retoños se lo ponen difícil. Ella detesta a la prensa y así lo ha demostrado con su actitud en innumerables ocasiones, algo que también han heredado Froilán y Victoria Federica, expertos en liarla parda cuando les apuntan las cámaras.
Aunque los niños acaparan titulares día tras día, lo cierto es que doña Elena no es un mujer escandalosa. Desde que su matrimonio con Marichalar se fue al garete, la Infanta no ha vuelto a ser noticia de alcance. Se mantiene siempre discreta, siempre al margen. Acude a currar cada día y, en ocasiones, práctica el deporte que tanto adora: la hípica.
No suele pegarse grandes festines y tampoco viaja tan asiduamente como su hija Victoria, pero podría hacerlo. Doña Elena tiene ahorros de sobra para vivir la vida padre, o al menos así nos lleva a pensarlo el increíble pastizal que se embolsa cada año. Tal y como publica ElNacional.cat, la hija del emérito se embolsa 300.000 euros anuales gracias a la Fundación Mapfre, según dijo en su día la periodista Pilar Eyre.
Además, la Infanta ni siquiera afronta los grandes gastos de sus hijos. Al parecer, es Juan Carlos quien financia la educación privada de todos sus nietos. Tanto los Urdangarines como los hijos de Marichalar estudian lo que quieren y dónde quieren, y es el emérito quien suelta la pasta cada vez que lo necesitan.
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