Tras 22 meses afincado en Abu Dabi, el rey Juan Carlos ha regresado a España para irse de regata. El padre de Felipe VI, harto de tanto turbante y de desayunar tostadas sin jamón ibérico, se ha montado en un avión privado para aterrizar en el aeropuerto de Vigo. Tiene ganas de colegas, de club náutico y, por supuesto, de meterse una buena mariscada gallega entre pecho y espalda.
Ayer, Juan Carlos pisaba suelo español a las 19:14 horas. Era entonces cuando el avión en el que viajaba aterrizaba en pista, donde le esperaba un coche conducido por Pedro Campos, su gran amigo y director del club nautilo de Sanxenxo. El emérito bajó del avión sin ayuda, vestía americana azul y pantalón claro y no dudó en saludar a los periodistas agolpados para captar su regreso.
En el coche de Campos, además, se encontraba la infanta Elena. Junto a ella pasará los próximos días en la vivienda de su gran amigo, donde fue trasladado nada más aterrizar. Se encuentra a unos 40 minutos de la base a aérea y tiene acceso directo al puerto deportivo de Sanxenxo.
A las puerta de la vivienda de Pedro Campos se agolparon multitud de curiosos, que aplaudieron al emérito cuando abandonó el vehículo. Tal y como publica Informalia, hace días que muchos ciudadanos acuden a casa del empresario con regalos para el ex monarca.
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