El Palacio de Marivent fue durante años el lugar más importante para la Familia del Rey. Juan Carlos y doña Sofía veraneaban allí con Elena, Cristina y el pequeño Felipín. Aquel lugar fue testigo de las primeras peleas entre hermanos, de sus juegos de niños y de las cenas de lujo que se pegaban los adultos. Era un sitio especial, pero los tiempos han cambiado y las vacaciones de la realeza también.
Cuando Leonor y Sofía apenas gateaban, Marivent seguían siendo el lugar de encuentro para la familia de don Juan Carlos. Todos pasaban por allí cada verano, practicaban vela, tomaban copas en los mejores garitos y se pegaban la fiesta padre. Marivent era el paraíso para todo aquel que tenía permiso para cruzar sus puertas, pero Felipe y Letizia ya no lo amortizan como lo hacía el emérito.
Ahora todo se mira con lupa, y si los monarcas se tumbasen a la bartola durante tres meses en su palacio de Mallorca, la muchedumbre se les echaría encima. Tal y como publica Informalia, la Familia Real pasó tan solo diez días este verano en el palacio, y gran parte de la sociedad está harta de soportar el gasto público de semejante casoplón.
Al gobierno balear le cuesta mantener Marivent un millón de euros por año. Tiempo atrás, la cantidad ascendía a 1.700.000 euros, pero fue recortada hasta la cifra actual. La mansión necesita cuidados de todo tipo de manera habitual, y los partidos republicanos y nacionalistas, que gobiernan en las islas junto a los socialistas, piden que el palacio se devuelva a los mallorquines.
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