Pablo Urdangarin es el hijo que toda madre desearía. Es guapo, atento, cariñoso, trabajador y constante en sus tareas. Sabe cómo, cuándo y de qué manera actuar ante la prensa. Es un tío educado, formado y tiene las ideas claras: su objetivo es convertirse en el mejor jugador de balonmano del país.
El muchacho siempre ha tenido clara su pasión. Al igual que su padre, adora el deporte y no entiende su vida sin entrenar cada día. Cultivar su cuerpo le ayuda a cultivar la mente, y ha hecho de aquello su profesión: deportista. Hasta hace cuatro días jugaba en el Barça ,y ahora, ha fichado por un nuevo equipo.
La trayectoria de Pablo no es baladí. De hecho, es el orgullo de sus progenitores. Tanto Iñaki como Cristina están profundamente satisfechos con su retoño. Su constancia, su saber estar y la capacidad para tratar con los medios han despertado la admiración de sus padres.
En este momento, Pablo vive un momento de felicidad plena. Ha fichado por el Granollers, está locamente enamorado de Johanna Zott y, para colmo, tiene un sueldazo nada desdeñable para alguien de su edad: Pablo (alias el guaperas) se embolsa entre 1.600 y 2.000 euros mensuales, tal y como publica Lecturas.
En cuanto a los gastos, el nieto del emérito tiene asumir el alquiler del piso que comparte con un par de colegas en Barcelona. Al parecer, la renta total rondaría los 1.500 lereles.
Ver todos los comentarios en https://www.poprosa.com
VER 0 Comentario