Pablo Urdangarin, el hijo guaperas de doña Cristina, vive desde hace meses en una nube de algodón. Le va bien en el baloncesto, está enamorado hasta las trancas y sus padres se sienten orgullosos de él. Pablo lo tiene todo. Es un chaval afortunado, majo y, para colmo, tiene tableta.
La vida de Pablo, a pesar de las desavenencias de sus padres, es fantástica. Vive del deporte, entrena duro cada día para conseguir sus objetivos y está acompañado de una mujer llamada Johanna. Es su novia, su adorada, su reina. Son amigos desde la infancia y, hace unos meses, comenzaron una relación que ya ha dado sus frutos.
Podría tratarse de un rollete, de una aventura adolescente, pero no. Pablo y Johanna son dos novios muy novios. Ella acude habitualmente a los partidos de su chico y a él le encanta verla en la grada. En el último juego del hijo de Iñaki, allí estaba su novieta, babeando desde un extremo de la pista. Junto a ella, sus padres, también orgullosos del novio de su niña.
De este modo, queda demostrado que los padres de la novia ya conocen a Pablo. Tal y como publica Vanitatis, disfrutaron del partido del muchacho junto a Johanna, Irene Urdangarin y doña Cristina.
Fotos: Portada Lecturas / Gtres
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