No han sido tiempos fáciles para Irene. Cuando las fotos de Iñaki junto a otra mujer vieron la luz, la Urdangarina fue la encargada de consolar a su madre. Fue testigo del inmenso dolor que invadió a la infanta. Pudo verla llorar, compartieron abrazos y también confidencias. Mientras España al completo enloquecía con la noticia, madre e hija se consolaban mutuamente.
Fueron meses de tristeza, decepción y asimilación. Irene tuvo que aceptar la infidelidad, asumir que otra fémina había conquistado a su padre y soportar la presión mediática. Mucho para una niña de tan solo 17 años. Y sí, encontró apoyo en sus hermanos, pero la procesión va por dentro.
Ahora, las aguas se han calmado. Cristina ha aceptado que su matrimonio está roto, Irene ha conseguido perdonar a su padre y el divorcio está a punto de hacerse oficial. La tormenta amaina, pero las consecuencias de lo sucedido se alargan en el tiempo. Tal y como publica ElNacional.cat, las notas de la pequeña Urdangarina han sufrido cambios.
Al parecer, Irene ha estado algo más dispersa durante los últimos meses. No ha sido fácil gestionar todo lo sucedido en su familia, y quizás por eso su rendimiento escolar se haya reducido. Al contrario que su prima Leonor, cuyos resultados son extraordinarios, Irene no ha despuntado esta vez. No acumula suspensos, pero tampoco es la Einstein de su clase.
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