Mar Torres no pasa por su mejor momento. Hace ya varios meses, abandonaba Madrid para comenzar sus prácticas en la empresa de su familia, embutidos El Pozo. Allí está feliz, pero salir de la capital le ha pasado factura: ese siente lejos de sus exclusivas amistades y, para colmo, ha tenido que soportar ver a su ex, el travieso Froilán, pasándoselo pipa con Belén Perea.
Al parecer, Torres no habría superado su ruptura con el Borbón más bribón. Ella jamás lo ha confesado, pero tal y como publica Lecturas, a Mar no le hace ni pizca de gracia ver al nieto de don Juan Carlos tonteando con Belén, la 'influencer' mallorquina que, además, era su amiga.
Esto es un drama y lo demás tonterías, y si no que se lo pregunten a la pobre Mar. En los últimos meses se ha visto obligada a abandonar Madrid, a vivir en Murcia, a merendar paparajotes y, por último y más importante, a asumir que su ex es feliz sin ella. O mejor dicho, con otra.
Pero la cosa no queda aquí. Según cuenta la mencionada publicación, los padres de la joven le habrían cortado el grifo con tal de frenar el aluvión de titulares que protagoniza cada semana. Sus padres "están contrariados por cómo ha aumentado su notoriedad mediática", y han tomado la decisión más drástica: quitarle las tarjetas de crédito.
Cualquiera que conozca mímamente a Mar, sabe que la muchacha no es nada sin sus adoradas tarjetas. Le gustan los bolsos caros, los resturantes de lujo y también los tratamientos de belleza. Está acostumbra a un ritmo de vida que muy pocos podrían permitirse, y ahora, de golpe y porrazo, le han cortado el chollo. Se acabó el gasto sin control y los 'stories' en terrazas de infarto. Mar es ahora una mortal más, y es posible que no sobreviva a semejante castigo. ¡Já!
Fotos: Gtres
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