La familia Urdanarín-Borbón ha vivido siempre cuerpo de rey, y ahora que Iñaki y doña Cristina ya no comparten lecho, los hábitos no han cambiado.
La que tiene la pasta es la Infanta, pero él no puede bajarse del tren de vida que ha llevado desde que contrajo matrimonio con la hija de don Juan Carlos. Le gustan los restaurantes con estrella, las playas de Formentera y las camisas 100% algodón. Es un sibarita y dejar de serlo no es tarea fácil.
Iñaki se acostumbró a una vida plagada de lujos, y sus hijos, víctimas del esnobismo que reinaba en el hogar familiar, han heredado los gustos caros que la mayor parte de mortales no conocen. Irene, la retoña de la familia, es la mejor prueba de ello.
A sus 17 años, Irene Urdangarin no se pelea con sus padres por tener las últimas zapatillas del mercado. Ella, simplemente, las tiene. El dinero no es un problema para doña Cristina y así lo reflejan las bambas que luce su hija: unas Golden Goose cuyo precio ronda los 500 pavos.
Sí señor, 500 eurazos. Irene es una joven estudiante sin ingresos, pero las zapatillas no son un capricho para ella. Forman parte de su outfit diario, de su armario habitual. En la fotografía que distribuyó Europa Press, podemos ver a la Urdangarina con sus bambas de lujo junto al resto de su familia.
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