Desde 2013, la infanta Cristina pasa sus días en Ginebra. Allí se siente segura y libre de paparazzis, pero desde hace unos meses, su cabeza planea salir pitando de aquella ciudad. La intimidad que antes buscaba ahora no la quiere. Desea estar junto a los suyos, cerca de sus hijos y lejos aquel lugar sombrío en el que tantas lágrimas derramó tras la infidelidad de Urdangarin.
Irene está punto de marcharse a la universidad y Cristina sufre "el síndrome del nido vacío", tal y como revela Semana. Se siente sola. Su retoña, la pequeña de la casa, ha crecido y debe comenzar una nueva etapa lejos de mamá. Vivirá a 60 km de Ginebra, muy cerca de la escuela privada en la que estudiará dirección y administración de empresas en el mundo de la hostelería.
La polluela abandona el nido y Cristina, melancólica, ya ha comentado a su entorno que planea regresar a España. Sus opciones son Madrid o Barcelona, siendo esta segunda su ciudad favorita. Allí está Pablo, su hijo el guaperas, que ya despunta en el mundo del balonmano. Además, la infanta tiene muchos amigos en Cataluña.
"Se lo está planteando seriamente. Existe la opción de un traslado y ella no deja de darle vueltas. Era cuestión de tiempo porque ella ahora se queda sola allí... Está contenta con su trabajo, pero el día a día se le hace cuesta arriba al no tener tan cerca a los suyos", comenta alguien del entorno de doña Cristina a la mencionada publicación.
De hacerse realidad la mudanza, la hija de don Juan Carlos no tendría problema para mantener su trabajo en la Fundación Aga Khan. Al parecer, le permiten teletrabajar y tan solo tendría que viajar a Ginebra de vez en cuando.
Fotos: Gtres
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