El rey Felipe no está dispuesto a que un mindundi ensucie su reinado, y Urdangarin es precisamente eso, un mindundi muy molesto en palacio. Desde que pisó la cárcel, el ex duque no es nadie para la familia del rey. De la noche a la mañana se convitió en el apestado, en el hombre al que nadie quería cerca. No podían relacionar a la monarquía con los delitos que se le imputaban a Iñaki, y en Zarzuela le dieron la patada.
Hasta entonces todo eran risas. La relación de Iñaki y don Juan Carlos era buena. Solían pasar las vacaciones juntos, compartían comidas en los mejores restaurantes y los cachorros Borbones jugaban alegres en los jardines de palacio. Todo era de color de rosa en Casa Real, hasta que llegó Paco con las rebajas.
La justicia llamó a la puerta y fue Iñaki quien tuvo que abrirla. El marido de doña Cristina pagó el pato, y a raíz de su ingreso en el trullo, nadie quiso volver a saber de su existencia. Ahora el ex duque empalmado está en la calle y la prensa le persigue. En Zarzuela hay cierto revuelo, y Felipe, atento a lo que pueda pasar, ha decidido imponerse ante el que fuera su cuñado.
Tal y como publica ElNacional.cat, el esposo de doña Letizia se está encargando personalmente de frenar a Iñaki. Nada más publicarse las fotos de Urdangarin en Baqueira, Felipe se plantó en la estación de esquí y lo espantó. El pasado fin de semana sucedió lo mismo. Pillaron a Armentia junto a su chico en Mallorca, y Felipe, ni corto ni perezoso, se plantó en Baleares para imponer su poder.
Urdangarin y Ainhoa salieron pitando de la isla. Han regresado a Vitoria y cada cual sigue con su vida. Ella está centrada en sus hijos, y él vive tranquilo junto a su madre, doña Claire.
Fotos: Gtres
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