El palacio de Kensington, ese lugar que era tranquilo hasta que llegó la princesita Charlotte

Estamos rodeados de bebés en los mundos famosiles. Con tanto nacimiento y niños en camino ya no sabemos a qué atender, pero no todo es 'tan bonito' cuando nace una nueva criatura. Me refiero, esas noches en vela cuando se le da por llorar hasta el amanecer no te las quita nadie. Que se lo pregunten a Guillermo y a Kate, que parece que la princesita Charlotte ha salido llorona.

Claro que no sé qué tontería estoy diciendo, que el caso de la familia real inglesa Guillermo y Kate tendrán 50 canguros que se levanten cada vez que escuchan gritar a la nena por las noches. Y entre ellos a esa super nanny española ya con dedicación exclusiva. O no, quién sabe, que también hay cosas que le gusta hacer a los papás por mucha gente contratada que tengas en casa, ¿o qué? No, vale, seguramente ellos no se levanten de cama, pero se despiertan igualmente al parecer.

Pobres niñeras entonces. Que Charlotte tiene el palacio de Kensington inundado con sus lloros y sus berridos, que la niña ha salido guerrera y no es fácil que se calle. Y encima George que no ayuda, que se revoluciona mucho también y pone a todos muy nerviosos. Vamos, que están todos que se tirán de los pelos deseando que pase a la siguiente fase y con las ojeras hasta el suelo.

Para tanto debe ser la cosa que esto lo sabemos porque el padre lo ha comentado a la prensa en uno de los muchos actos a los que va, que desde que llegó a casa no ha hecho más que llorar y comer como una condenada y allí no hay quien pegue ojo por las noches. Paciencia y a ver si se va haciendo más buena, que George era más tranquilito. ¡Y que nos la vuelvan a enseñar pronto!

Foto | Cordon Press
Vía | Lecturas
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