Tras conocerse el noviazgo de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia, cabe preguntarse qué sucederá con el matrimonio del ex duque y la Infanta Cristina. Ante la gran polémica generada, lo más lógico es pensar que el divorcio se hará efectivo en los próximos meses, algo que desde Casa Real se ha pretendido desde hace tiempo, tal y como aseguró Pilar Eyre.
Desde hace varios años, Iñaki no es visto con buenos ojos en la familia de su esposa. No es la primera vez que cae en la tentación, pero lejos de pensar en el divorcio, la Infanta siempre mantuvo la esperanza de recomponer su matrimonio. Él, obnubilado por los privilegios de ser el marido de Doña Cristina, encontró el tablero perfecto para ganar siempre la partida. Se sintió libre para mantener relaciones extramatrimoniales y la hija del Rey, de alguna manera, lo consintió.
Ella debía mantener una imagen, él un nivel de vida. Los intereses de ambos estuvieron siempre por encima, hasta que Iñaki entró en prisión y todo cobró un sentido distinto. Ahora, con Urdangarin cumpliendo el tercer grado y su todavía esposa viviendo en Ginebra, ha salido a la luz lo que resulta evidente: el matrimonio está roto, y Ainhoa Armentia ha sido la mejor confirmación.
Los entresijos del divorcio de Urdangarin y la Infanta Cristina
Ante el revuelo mediático generado, cabe pensar que entre Cristina y Urdangarin ya no hay nada que hacer. La reconciliación es impensable a ojos de los Borbones. Cristina perdería la reputación y su imagen quedaría denostada. La única salida es el divorcio, y con cuatro hijos en común, es imposible evitar las complicaciones.
Urdangarin y su todavía esposa están casados en régimen de separación de bienes y no tienen ninguna propiedad en común, lo que hace más fácil la separación. Además, según apunta Vanitatis, es probable que firmaran unas capitulaciones matrimoniales antes de pasar por el altar para, en caso de que aquello no funcionase, tener una solución a mano.
La preocupación principal son sus cuatro hijos, quienes todavía dependen de sus padres. Iñaki y la hermana de Felipe VI tendrán que hacer un cálculo de los costes de manutención y llegar a un acuerdo. Ahora bien, está claro que su situación financiera es radicalmente distinta, lo que daría lugar a que Doña Cristina, que ocupa un puesto como directiva en la Fundación 'Aga Khan', hiciera un esfuerzo económico mayor.
Por otro lado, podrían plantearse solicitar la nulidad matrimonial eclesiástica. En caso de que Iñaki quisiera contraer matrimonio por la Iglesia con Ainhoa, este trámite sería indispensable. La Infanta, si sigue los pasos de su hermana, está condenada a cumplir con unos patrones que quizás comulguen con el pensamiento "Borbónico", pero la llevarán a la soltería eterna.
Desde que Doña Elena firmase el divorcio con Jaime de Marichalar, nada se ha sabido sobre su vida sentimental. Podría deberse a la meticulosidad de la Infanta para ocultar un posible noviazgo, pero todo apunta a que su corazón se blindó tras la separación. Tal vez por principios o por fidelidad a unas ideas heredadas. Quizás obligada o aconsejada por su familia, aunque cabe la posibilidad de que fuera una decisión estrictamente personal. Quién sabe, puede que nadie haya conseguido enamorar de nuevo a la hija de Don Juan Carlos.
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