Lo de pincharse potingues en la cara es una moda más que extendida entre aquellos que anhelan sus años de juventud. Hoy en día resulta fácil luchar contra la vejez a golpe de jeringuilla, y aunque en Telecinco tienen un Máster sobre el tema, lo cierto es que el bótox no entiende de castas: hasta el mismísimo Iñaki Urdangarín ha recurrido al 'pinchi-pinchi', como diría Carla Barber.
Hace unos días, salía a la luz el nuevo retoquito de la Infanta Cristina. Tras eliminar la verruga de su cara, pasó por quirófano para operarse de cataratas y presbicia. Al parecer, se sentía una anciana utilizando gafas de lectura hasta para mirar el Whatsapp. Esa imagen de mujer anticuada había que remediarla, y ya lo ha hecho.
Doña Cristina se siente joven, o al menos renovada. Atrás quedó esa mujer de rostro triste que vimos en el aerupuerto cuando Iñaki se enrolló con otra. Ese capítulo está superado, el matrimonio está roto y Urdangarin hace su vida junto a su nueva churri, Ainhoa Armentia.
Sin embargo, hay algo que todavía comparten Iñaki y su ex mujer: su afición por los retoques. Ella pasó por boxes el pasado septiembre, y él, tal y como confirma El Nationalcat, habría recurrido al bótox para mantener su rostro joven y terso. A sus 55 años, el ex deportista tiene el armario del baño plagado de cremitas antiedad y se pincha la cara para sentirse tan joven como Ainhoa, diez años menor que él.
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