Algún día, si Dios quiere, Leonor llegará al trono y debe estar estrictamente formada para ello. Desde niña recibe una educación muy completa, pero es ahora cuando entran en juego ciertos factores a tener en cuenta. Cada movimiento de Leonor es mirado con lupa, por lo tanto, todos sus pasos deben ser meditados. Incluso sus amistades, por mucho que duela, están controladas por Zarzuela, tal y como publica ElNacional.cat.
Es la vida que le ha tocado. No la ha elegido y puede que algún día renuncie a ella, pero por el momento es la que tiene. Es la Princesa de Asturias y futura reina de nuestro país, y eso se traduce en un término: máxima responsabilidad. La joven deberá tener siempre los pies en la tierra, conocer a fondo los intereses y necesidades de la nación y establecer contactos alrededor del mundo.
Por el momento, lo cierto es que la trayectoria de Leonor es impecable. La primera vez que se subió a un estrado para ofrecer un discurso, España al completo alucinó con la capacidad de la joven para leer, interpretar y amarrar sus nervios. Detrás de aquel 'speech' había cientos de horas de trabajo con profesionales de todo tipo, incluida su madre, doña Letizia.
Y es precisamente ella, la reina, la mayor cuidadora de su niña. Pese a no haber nacido en el seno de una familia real, ha interiorizado a la perfección cómo funciona la monarquía y conoce la relación de la misma con la sociedad. Sabe que no son pocos sus detractores, y cualquier paso en falso de la propia institución será aprovechado para atacarla.
De este modo, la reina intenta que su hija no se rodee de gente que pueda traerle problemas, y en ese grupo se encuentran dos Borbones: Juan Carlos I y la princesa del postureo, Victoria Federica. El que fuera monarca se ha labrado una fama que nada bueno podría traer al reinado de Leonor, y Vic, perdida entre photacalls y juergas de lujo, es ahora la peor de las compañías para una heredera.
Fotos: Gtres
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