Tras la publicación de la revista 'Lecturas' donde se podía ver a Iñaki Urdangarín de la mano de otra mujer que no era la infanta Cristina, llegaron los rumores sobre cuál era la identidad de esta misteriosa rubia (al más puro estilo 'Mask Tinder') y dónde conoció al exduque de Palma. Algunos teníamos la teoría de que podrían haberse conocido en una web de citas para maduritos solterones exigentes, otros que podría ser alguien cercano a la familia, pero nadie sospechaba que la relación de Ainhoa Armentia y el exduque de Palma podría ser un affaire laboral.
El idilio entre el exjugador de balonmano (que le ha metido su mayor gol a la que todavía es su esposa) y esta vitoriana anónima de 43 años ha traído más cola que el cubata de un inexperto bebedor. De hecho, la prensa ha acampado en las puertas del bufete de abogados donde ambos trabajan como si de eternas adolescentes esperando el concierto del reencuentro de One Direction se tratara.
La insistencia de algunos compis periodistas ha conseguido que Iñaki Urdangarín declarara ante alguna alcachofa traviesa: "Estas cosas pasan y vamos a gestionarlo de la mejor manera posible", decía muy serio y con una clara intención de confirmar su relación con Ainhoa. Una maniobra que muchos ven como una jugarreta a la Casa Real para poder separarse por fin de la infanta, una estrategia que podría haber seguido su hijo y aprendiz balonmanero Pablo en sus últimas comparecencias públicas.
La última en soltar a cuentagotas unas palabritas para que podamos seguir tirando del hilo ha sido la propia Ainhoa Armentia que, a las puertas de Imaz & Asociados, ha contestado tímidamente a una reportera de 'El Programa de Ana Rosa': “Nada que decir”, ha pronunciado demostrando que ella es más de ver novelas turcas que programas del corazón en sus tardes más aburridas.
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