Cuando ya teníamos superada (que no olvidado, estas cosas calan en nuestra tórrida memoria) la voz aguardentosa y el morbo de Miguel Ángel Silvestre como el duque mafioso de 'Sin tetas no hay paraíso', el duque de Hastings de 'Los Bridgerton' -cuyo título nobiliario debería ser el de duque de 'Sussex', porque es lo que apetece tener con él, mucho 'sex'- se abrió paso en este boletín informativo del cancaneo de la high class con una terrible noticia: no lo veremos sudando la gota gorda como Simon Basset en la segunda temporada de la serie de Netflix.
Puede que Regé-Jean Page fuera despedido por su implicación en el calentamiento global por su naturaleza maciza o quizás su salida de la serie se debiera a una baja laboral por un dolor severo de cara por ser tan guapo o incluso una lesión lumbar por llevar todo el peso del 'mojabraguismo' de la primera temporada.
Aún así, tiene que pasar mucho tiempo para que olvidemos ese 80% de sus escenas en la serie que eran chingando (se podría decir que su personaje era el Christian Grey aristócrata de la época victoriana). Cualquiera hubiera deseado ser su condesa y no por los castillos, jardines, carruajes ni ropajes de sastre, sino por la riqueza que supondría despertarse cada día y encontrarse a ese bombón trayéndote el desayuno a la cama...
Pues bien, como ya intuíamos, Regé-Jean ha encontrado a la afortunada (este señor debe haber durado menos en el mercado que la taza de Chip de 'La Bella y la Bestia' que arrasó en el Primark).
Page se había mostrado muy discreto hasta la fecha con respecto a la identidad de su pareja, quizás consciente de lo carroñeros que somos a veces los periodistas tras su experiencia en la serie con Lady Whistledown, la Carlota Corredera (que también pasó de estar detrás del foco a revelar su identidad como presentadora) de 'Los Bridgerton'.
El intérprete londinense, tras haber sido relacionado en numerosas ocasiones con su compañera de reparto (Phoebe Dynevor), ha dado el paso definitivo en su relación amorosa con Emily Brown, una chica completamente anónima. De hecho, se rumorea que ya podrían haber adquirido una casa juntos que, después de ver tanto mueble rococó, imagino que Regé-Jean Page querrá decorar basándose en el minimalismo más absoluto.
Regé-Jean y Emily ya fueron pillados comiéndose los morros muertos de frío el pasado invierno en unas fotos que pedían a gritos un café de Starbucks calentito, pero nunca se habían presentado juntos en un acto público hasta esta semana.
Regé-Jean Page apareció en la gala de premios de la revista GQ (versión británica) junto a su chica de la mano el pasado 1 de septiembre. Muy elegantes, Emily Brown y el guapérrimo actor entraban en la Tate Modern haciendo oficial su relación ante la prensa, aunque el exduque de Hastings decidió posar sin ella en la red carpet. Sí, en Gran Bretaña también tienen alfombra roja, aunque sean ellos muy de moqueta.
¿Y quién es Emily Brown?
Esta guapísima joven se ha hecho lo que, en términos palaciegos, se conoce como un 'Letizia Ortiz'. Ha pasado de ser una chica anónima a ocupar todos los portales por su shippeo con un miembro de la realeza, en este caso con un casi Dios del Olimpo. Yo es que le quitaba los títulos nobiliarios a todos los condes, duques y marqueses (incluyendo a Tamara Falcó) para dárselos a esta pareja tan cuqui.
Emily se ha cubierto las espaldas de stalkeo dejando cero rastro en las redes sociales, de las que no forma parte ni con una cuenta ni en cameos en las publicaciones de su churri. De este modo, podemos deducir que la relación va muy en serio, que ha seguido unos tiempos bastante lógicos antes de la confirmación oficial del romance y que Brown es bastante recelosa de su intimidad.
Según han publicado varios medios británicos, se sabe que la nueva ilusión de Regé-Jean (tras pasar page con la serie de Netflix) se dedica al mundo de la comunicación (paralelismos con Letizia) y la publicidad. La británica ha trabajado como copywriter (redactora publicitaria) para marcas internacionales muy tochas.
Emily dedica su tiempo libre a hacer deporte, especialmente al fútbol, uno de sus grandes hobbies. A la publicista, su pasión por darle patadas a un balón le ha llevado hasta las obras benéficas, concretamente hasta la organización Football Beyond Borders a través de la cual ayuda de una forma sana y divertida a jóvenes en riesgo de exclusión social.
Fotos | GTRES y GQ
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