Liam Hemsworth, el hombre (debería haberlo escrito en mayúsculas, 'EL HOMBRE') al que creíamos que le olían los pedos a Ambi Pur (como diría Paz Padilla) pero que Miley afirma que también huelen a tigre de Bengala, ha rehecho su vida al más puro estilo Troy Bolton (Zac Efron en 'HSM'), ya que ha encontrado a su Gabriella: una estudiante australiana con la que se le ha visto en la playita dándose cremita según confirma Cosmopolitan.
¡Ay Liam! ¡Que ese culito no pase '(Juegos del) Hambre'! Y es que ver a estos dos en bañador me hacen replantearme lo de ir a la playa con burkini. ¡Qué cuerpos del deseo!
Liam es un auténtico Wildcat (desde luego, tiene mirada de gato salvaje), centrado en el juego del tonteito, yo te doy cremita, tú me das cremita, pelar la pava, etc... Y es que Gabriella Brooks y él se han dado el lote en la playa a lo Rosa Benito y Amador Mohedano revolcándose en la orilla en 'Supervivientes'. De los de High School Musical a Rosa Benito hay un salto generacional de los grandes, como el de Ana Soria y Enrique Ponce más o menos, debería centrarme y ser menos 'viejoven'.
El medio 'New Idea' ha sido el más rápido sacando las fotos de la new novia del pequeño de los Hemsworth, y es que seguro que los demás paparazzis se tiraron dos horas eligiendo filtro de Instagram. Suele pasar. Tenemos diógenes de filtros, los acumulamos como si papel higiénico en cuarentena, como Kiko Matamoros su mala leche...
Gabriella Brooks tiene 22 años, es de la quinta de Marta López Álamo (igual coinciden juntas en el Erasmus online), es australiana nacida en Sidney, de donde la mítica asiática con estilismos extravagantes reparte puntos en Eurovisión, y ¿adivináis a que se dedica? Redoble de tambor. ¡Es modelo! Qué raro que un acThor o celebrity se fije en los/las modelos...
La pareja lleva siendo shippeo oficial unos meses y, según las fuentes citadas, gente del entorno (guapa, supongo) asegura que la joven ha ayudado mucho a Liam con esta vorágine de polémicas creadas alrededor de su separación con Miley.
Me la imagino diciéndole: "tranquilo mi vida, si pudiera enfrascar la fragancia de tus flatulencias, lo haría y las vendería para que la gente oliera la mitad de bien que tú después de comer fabada con chorizo". Eso es amor y lo demás son pestosas tonterías.
Os dejo con el himno de toda una generación. A ver cuánto tiempo aguantas sin llorar.
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