Pues parece que sí y el mundo de la música por fin se deshace de ella para desgracia de muchos y vítores y aplausos de otros (donde me incluyo, para qué engañarnos). Sinceramente le doy la credibilidad justa incluso viniendo de su propia boca, pero es que conociendo a Lily Allen todo es posible hasta el infinito y más allá y sino a los hechos me remito.
Resulta que la última de la cantante es que abandona la música. Sí, así del tirón, como la cera caliente. Resulta que la nena ya se ha cansado de su etapa entre gorgoritos y focos y cuelga la toalla. Claro, árduo trabajo el que ha tenido desde que saltó a la palestra en 2006. Di que sí que si no lo dejas ahora luego te espera una vida de sacrificado trabajo y cuando te quieres dar cuenta estás en la tercera edad y ya no hay cuerpo para muchas cosas. A vivir de las rentas que se dice.
Lo más curioso de todo es que Lily quiere irse a vivir al campo, momento en el que, digo yo, se podría ya presentar a ‘Granjero busca esposa’ (pero al revés) porque ha dicho que a los 25 quiere haber pasado por la vicaría. Sí, la Allen se quiere ir a una granja a vivir tranquila y alejada del mundanal ruido… Ya, sí y yo de esta me meto en un convento sin wifi, ¿¡Pero qué me estás contando?! Si me dices que vas a hacer terapia te creo, pero así sin más que te quieras ir a criar cerdos y pollos (literal) pues como que no. Poproseros yo le doy quince días para organizar una macrofiesta del pelo de Woodstock.
Así que “se finit”, no habrá más discos, ni siquiera para amenizar y hacer compañía a su álbum “It’s not me, It’s you”. Se corta la coleta y hasta siempre, hasta nunca. Y a mi esta noticia me deja como destemplada porque no sé si es una forma de promocionarse o de simplemente dar qué hablar cosa que le gusta poco a la niña. Supongo que habrá opiniones para todosl os gustos.
Vía | El País