Siempre he sido bastante partidario de la libertad de expresión en los artistas. No nos engañemos, pese a que muchos intenten aparentarlo, son seres normales como nosotros, que beben, comen e incluso hasta la más rubia también caga. Es así, compartimos algo más que una pantalla cuando les vamos a ver al cine. Por ello, pensar que a diferencia de nosotros ellos no cometen errores, ni hacen cosas ilegales sería una total estupidez por nuestra parte queridos míos.
Pero sí que es cierto que cuando eres famoso, además de que en tu cuenta bancaria aparecen una serie de ceros directamente proporcionales al número de papeles que te den (o directores con los que te acuestes), te es impuesta una responsabilidad que muchos pasan por alto, y es la de medir un poco tus palabras/declaraciones a la hora de hablar porque sin quererlo ni saberlo te pueden convertir en un ídolo de masas y ejemplo a seguir y de tus actuaciones depende el que la gente siga feliz con su vida o acuda en masa a un suicidio colectivo. Lo sé, tiene que ser horrible.
Y algo así le pasó a Lady Gaga. De aquí a unos meses atrás, la mujer ha ido creciendo en popularidad y cada vez son más los que la imitan, defienden y siguen. Por ello, que declare públicamente en Vanity Fair y como si estuviera hablando del tiempo, que un par de veces al año la muchacha le da a la cocaína, no creo que sea lo más procedente por muy guay y trasgresora que seas:
“No voy a mentir, es ocasional. Y cuando digo ocasional, me refiero a que tal vez un par de veces al año”
Si yo ahí no me meto. Como si quiere salir al escenario empastillada y hasta la nuca siempre que pueda (Amy lo hacía y mira lo bien que le ha ido…) pero no lo vayas proclamando a los cuatros vientos y encima quitándole importancia porque la tiene aunque para ti solo sea un consumo ocasional. Porque si Lady Gaga consume cocaína, no le pasa nada y encima la tía mola… ¿por qué no debería hacer yo lo mismo?
Vía | Alfombra Rosa
Fotos | Lady-Gaga.net