Aitana Ocaña es sinónimo de pasta gansa. La ex triunfita ya se ganó nuestro corazón partío en la academia de 'OT' con sus gallitos y su pizpireto flequillo de carpa de circo. Cuando se piró de allí, su carrera no hizo más que crecer. La intérprete ya tiene a su espalda un sinfín de hits capaces de hacerle caer una lagrimita hasta por el rostro inexpresivo de Kiko Matamoros.
De hecho, la artista lo está petando con el nuevo temazo que ha sacado junto a su colegui Amaia Romero, 'La Canción Que No Quiero Cantarte', que alberga estrofas de culto de la talla de: "¿Quieres ser mi amigo? Cómeme el higo", di que sí, eso es darle vidilla a la aburridísima friendzone.
Por otro lado, Aitana también ha probado suerte en el terreno de la actuación y ha fichado por Netflix para protagonizar 'Tras la pared'.
Todo esto se traduce como una inmensa entrada de euritos en la cuenta bancaria de la churri de Miguel Bernardeau que ella, como buena experta en finanzas, sabe que donde mejor está el money es invertido. Según 'Vanitatis', la cantante ha montado un negocio totalmente alejado de la música. Más concretamente, ha apostado por el mercado inmobiliario y ha creado la sociedad 'Sop y Oli SL', en honor al nombre de sus mascotas.
La businesswoman ha aflojado la friolera de 600.000 lereles como el capital social de la compañía pero, tal y como salsea la publicación citada anteriormente, todavía no figura ninguna propiedad a su nombre. Eso sí, esto tampoco sería raro puesto que la chiquilla se dio de alta en la sociedad el pasado mes de abril.
Con lo imparable que es Ocaña, no nos extrañaría que el año que viene ya le estuviera pisando los talones a Don Amancio Ortega en lo que a millones bajo el colchón se refiere.
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