Nunca se es lo suficientemente famoso hasta que el famoso museo Madame Tussauds te dice que está preparando una estatua de cera para ti. Es en ese momento cuando uno se emociona y realmente es consciente de que su fama le precede y que ya puede gritar a los cuatro vientos que se trata de un famoso de tomo y lomo. El museo de Madame Tussauds no es ninguna tontería desde luego. Eso sí, no esperemos encontrarnos una réplica exacta de uno mismo, ni tan siquiera a uno mismo. Cuando lo veamos lo mejor es sonreír, asentir y hacer como si fuera la cosa más normal del mundo.
Eso mismo es lo que le ha pasado a Fergie, que llevaba pegándonos el coñazo sobre su estatua de cera en el museo por Facebook y Twitter una barbaridad y, el día en el que le dicen que por fin la han terminado y que puede estrenarla e inaugurarla cuando quiera, van y le enseñan lo que le han hecho. Yo soy Fergie y me echo a llorar delante de todos los periodistas, la verdad. Que porque los pechos son voluptuosos y se puede distinguir que en eso se parece porque el resto... hay que echarle imaginación a raudales.
Y eso que la pobre Fergie decidió sorprender a sus fans con un nuevo corte de cabello, mucho más corto, con las raíces oscurecidas y las puntas onduladas, muy a los años setenta. Hacerse músico para llevarse luego desilusiones como esta... manda narices.
Foto | Fergie en Facebook