La guerra ha terminado. Parece ser que todas las redencillas que estas dos mujeres de armas tomar tenían entre ellas han llegado a su fin. Tras largos meses en las que ambas afilaron sus lenguas y se propusieron asestarse mutuamente duras puñaladas verbales por la espalda, aprovechando cualquier concierto o acto público para ponerse mutuamente en evidencia a raíz de no se sabe muy bien que hecho, que fue el que propició ese odio acérrimo entre estas dos, han firmado una tregua.
¿Por qué? Pues no se sabe muy bien pero el caso es que la que ha dado su brazo a torcer ha sido Katy Perry:
“En ningún momento tuve la intención de molestarla. Ni mucho menos. Además, Lily está delgada ahora. ¡Está muy buena!”
Y creo saber cual es la causa. Después de esta dura guerra sin bajas aparentes entre dos estrellas mediáticas del momento como son Lilly Allen y Katy Perry, Katy se ha dado cuenta de que su homóloga europea los tiene bien puestos y, conocida su fama de cabezona y vengativa, que esta mujer es capaza incluso de publicar sus intimidades más intimas en el Times si hace falta, Katy ha decidido que mejor tenerla como amiga o al menos no tenerla como enemiga si eso vale.
La última puñalada trapera disparada por Katy fue cuando se autodefinió como una adaptación delgada de Lilly Allen, una versión gorda de Amy Winehouse. Y claro, Lilly Allen, a la que siempre le ha acomplejado su sobrepeso, le respondió con un no tenemos absolutamente nada que ver porque ella no es inglesa y no escribe sus propias canciones. ¡Toma!
Así que esperemos a ver que le contesta Lilly a eso de entregarle en mano la bandera blanca y firmar las paces. Que igual a la inglesita se le pone entre ceja y ceja que ella no firma nada y le prepara una gorda por atrevida y fanfarrona. Humor inglés que le llaman.
Vía | 10 música