‘Dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición’. Dicho popular que en esta ocasión se vuelve más cierto que nunca después de ver lo bien que toca las pelotas Sylvie van der Vaart. Pampanita me he quedado.
La muchacha recordamos que es la esposa del jugador holandés de nombre Rafael y mismo apellido, y que en Madrid eran una versión tulipán de los Beckham, con ella en rubio y encantador. Las imágenes, en el descanso de un rodaje de un anuncio, pidió una pelota y dijo “como el Rafita la toco yo”... y ahí está, subida a unos zancos de 10 centímetros, que yo si salto con eso me tienen que recoger los meniscos con espátula y con un toque de balón que ya querría Mouriño para alguno de sus jugadores.
Las malas lenguas, que las hay, sí, las hay dicen que la pelota que está utilizando Sylvie van der Vaart es muy grande, que si tiene un peso dentro y es más fácil de controlar… envidiosos… yo lo estoy, pero porque es un escándalo de guapa y nos alegramos tanto de que su salud esté tan estupenda. Nos cae bien, no podemos evitarlo.
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