Kendall Jenner rompió el protocolo en una boda, la lío parda con un estilismo a lo Pedroche (en los últimos años) y la novia sale en su defensa

Las bodas cuentan con mil y un mandamientos protocolarios con respecto a los trapitos que llevar el día del enlace. Prohibido utilizar el color blanco para que la novia te vete cual colaborador de 'Sálvame', el negro da más mala suerte que mirar el historial de búsquedas de 'Google' del novio la noche antes del gran día o no llevar escote para evitar el berrinche de los invitados ultracatólicos con ganas de critiqueo, son algunos de los clichés que (gracias a Diosito) cada vez se usan menos.

Se podría decir que Kendall Jenner se ha pasado dichos estereotipos pseudonupciales por el mismísimo arco del triunfo. La top model acudió al bodorrio de su amiga el pasado noviembre donde fue dama de honor junto a Bella Hadid.

En un principio, todas las damitas iban con el mismo vestido azul cual team de niñas a puntito de hacer la comunión. Eso sí, en una versión más cercana a 'America's Next Top Model' que a una clase de colegio de monjas.

Hasta ahí todo guay. La cosa cambió en el convite cuando Jenner se cambió el atuendo por uno menos discretito y que se llevó todas las miradas. El modelito en cuestión es un mix entre un estilismo propio de la Pedroche para dar las Campanadas, sintiendo el fresquito madrileño atravesar los poros de su piel y un vestidazo de terceras rebajas del 'Bershka' que se compra una choni para ir al concierto de 'Camela' mientras se bebe un calimocho.

Aunque el sarao fue hace unos meses, el look pos-peleita de gatos de Kendall ha vuelto a salir a la palestra. La novia ha subido una foto a Instagram fardando de amigos famosetes y ha provocado que los haters de la modelo critiquen su trapito deluxe.

Lauren, la prota de ese día, ha salido en defensa de su colegui atacada estilísticamente: "Estaba guapísima y me encantó", ha manifestado la novia. Además, la sister de las Kardashian ha dejado claro clarinete a sus detractores que le pidió permiso a su amiga para colocarse ese vestidito arañáo: "Obviamente había pedido su aprobación por adelantado".